Ante la pandemia por COVID-19, son muchos los que han aconsejado y desaconsejado la ingesta de diferentes alimentos bajo la premisa de ser o no “curativos”. Es importante tener en cuenta que ningún alimento puede curar una enfermedad por sí mismo. Sin embargo, aportar a nuestro cuerpo lo que demanda para su buen funcionamiento resulta de especial importancia cuando contraemos una enfermedad. A continuación, hablamos de algunas recomendaciones alimentarias que pueden ayudar a optimizar el funcionamiento de nuestro sistema inmune.

En las enfermedades con estrés respiratorio, como el COVID-19, se suele producir un círculo vicioso. Cuando la persona no ingiere la cantidad de energía que requiere su organismo, aumenta la insuficiencia respiratoria, aumentando el gasto que conlleva el respirar y haciendo aún más evidente esa falta energética. Es por eso esencial, en primer lugar, cubrir las necesidades calóricas en personas con insuficiencia respiratoria.

Incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina C, ayuda al correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune y respiratorio. Se trata de un antioxidante muy potente que, además, si se consume de manera conjunta a una fuente de hierro vegetal, como las lentejas, aumenta su absorción. Esta vitamina se encuentra en frutas cítricas y verduras como naranja, pomelo, kiwi, frutos rojos, melón, pimientos, brócoli, tomate etc.

Otra vitamina esencial en el funcionamiento del sistema inmune es la vitamina D. Además de ser necesaria para una correcta absorción del calcio a nivel óseo, el déficit de esta vitamina se ha visto relacionado con una mayor incidencia de infecciones en el tracto respiratorio superior. Se encuentra en algunos alimentos, aunque en cantidades muy pequeñas. La manera de no padecer un déficit de esta vitamina es exponiendo nuestra piel directamente a los rayos solares de manera diaria durante 10-15 minutos.

Por otro lado, destaca por sus numerosos beneficios, la ingesta de probióticos. Los probióticos son bacterias vivas capaces de modificar positivamente la composición de la microbiota. La microbiota es un conjunto de microorganismos que vive de manera normal en nuestro organismo, existen diferentes microbiotas; oral, cutánea, ocular, intestinal etc. Los últimos estudios apuntan a una estrecha interacción entre la microbiota intestinal, las mucosas y la señalización inmunitaria, por lo que resulta de especial importancia su composición. Los probióticos se encuentran de manera natural en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, la kombucha, el queso crudo, el miso, el chukrut y otros.

Tan importante es ingerir probióticos como prebióticos, ya que los prebióticos son el alimento de los probióticos. Los alimentos prebióticos son principalmente aquellos ricos en fibra como los alimentos integrales, las frutas y las verduras.

Por último, recuerda, está ampliamente demostrado, que otros factores de estilo de vida, como la actividad física o la disminución de los niveles de estrés, tendrían efectos potencialmente beneficiosos frente a un posible contagio. Por tanto, cuídate, muévete, y relájate.